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Ayer tuvimos una sesión muy constructiva en la Escuela de Arquitectura de Sevilla en la que imparto clases desde hace años. Centradas en la vivienda. Son entregas en las que los alumnos prestan el estado de sus trabajos y el tribunal emite después una nota. No hay correcciones (ya llevan muchas acumuladas)

Así que me quedaron ganas de decirles muchas cosas. Y aprovecho mi pequeña plataforma para exponerlas aquí. Desde el cariño que les tengo a todos. El respeto a su trabajo, y el entendimiento del largo camino que les falta (aún están en segundo) hasta llegar a ser los profesionales que esta sociedad necesita (aunque no tengo muy claro si lo que necesita y lo que demanda esta sociedad sea lo mismo😉)

1.- Si no sabes los recursos que tienes disponibles, nunca sabrás si tu casa es sostenible.

Todos, profesionales, empresas y administración, nos hemos dejado seducir por el mensaje del consumo cero y la sostenibilidad. Entendiendo la excelencia como la ausencia de consumo. Y eso, no es cierto. Al igual que no lo es la interpretación capada del 2ª principio de la termodinámica: “La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma” Bien, es así, pero sí se degrada! Pues igual, consumir poco es solo una parte de la ecuación. si no se produce tanto como se consume, llegaremos a la conclusión de que la mejor casa es la que no consume nada. Y eso es, como mínimo, triste y poco alentador

2.- Si no estás a la última, no sabrás qué es lo primero.

Entiendo que en este momento de posverdad, negacionismo e infoxicación, aferrarse al conocimiento “clásico” implica un grado de seguridad muy, muy tentador. Y entiendo que señalar ese inmovilismo como responsable de gran parte de nuestros problemas, es poco exitoso. Menos aún, para un profesor de historia. Pero los datos son sagrados. Y la vivienda no puede seguir construyéndose desde los axiomas del sXX. Por muchos motivos. Por eso hay que tener los datos actualizados. las técnicas, las teconlogías y las herramientas, al día. Y la actitud, abierta a los cambios. Aunque nos duela en el pundonor más íntimo de la profesión.

3.- La vivienda no es un producto, es un servicio

Ya se que si digo una casa, el 99% de las personas creen que es una cosa. Un objeto inerte e inanimado. Si hasta las palabras parecen iguales: casa y cosa. Pero hoy en día, una casa debería asemejarse mucho más a un ser en constante adaptación. A los requerimientos de sus habitantes, de su entorno y de las circunstancias. Hoy no solo es necesario dotar a las viviendas de ese carácter dinámico. Es que también es mucho más rentable!

4.- Las personas envejecemos

Muchos procesos de integración han evidenciado el camino que debe seguir la construcción de viviendas. Ofrecer una respuesta a los cambios que nuestro cuerpo y nuestras capacidades experimentan no pasa por hacer un número limitado de viviendas para invidentes, para personas con movilidad reducida o ancianas. Pasa por hacer un diseño universal de la vivienda. Adaptada a esa evolución. Entendiendo el paso del tiempo como un privilegio y no como un problema. Y hablando de problemas…

5.- las casas deben ofrecer soluciones, no más problemas

Repetir los mismos modelos productivos, constructivos y formales supone seguir cavando el pozo en el que se hunde nuestro modelo. La vivienda es responsable del 40% del deterioro ambiental. La vivienda entendida como objeto es hoy en día un problema. Pudiendo ser solución. Pero mientras las nuevas generaciones de profesionales y habitantes no exijan los cambios necesarios para esa evolución, seguiremos ofreciendo soluciones muertas. Con cadáveres cada vez más hermosos. Que se verán obligados a maquillajes cada vez más costoso para aparentar vida. Donde no la hay. Porque la vida de una vivienda debe surgir del compromiso de sus creadores con el tiempo hacia el que están orientadas. Y no de la supervivencia improvisada a base de negaciones, silencios e hipocresías.

La oportunidad está servida: podéis hacer mejores casas. no porque las exijamos en las Escuelas en las que estudiáis. Posiblemente no sea así y sigamos generando una formación para que seáis los mejores profesionales según parámetros del pasado siglo XX. Podéis hacerlas mejor porque nadie como vuestra generación gestiona la complejidad del tiempo actual. Porque nadie como vosotros posee el pragmatismo y las herramientas necesarias. Y sobre todo: porque es vuestro futuro el que estáis construyendo. Y a estas alturas, ya sabéis a donde nos ha traído el que estamos construyendo los de mi generación de espaldas a la realidad.